Una de las grandes desilusiones de mi vida (luego de que Papá Noel no existe) tiene que ver con las nubes. Yo creo que todos pensamos que son como las muestran los dibujitos (nuestro discovery channel de la infancia), un acolchado de algodón, en el que podés acostarte, o saltar, o hasta comer. Tremenda desilusión cuando hice un par de cálculos, y me di cuenta que no. Que no se pueden comer, que no te podés acostar, y que no se puede saltar. Que son masas de vapor. Pero cuando están tan pomposas y brillantes, tanto que te dan ganas de comerlas, de acostarme y de saltar, convencida de que todo eso se puede y desestimando todas las leyes de la física, entonces ahí dejan de ser masas de humedad... y pasan a ser masas de magia.
