8/13/09
Hay cosas que tenemos que hacer, hay cosas que tenemos que soportar, porque no queda otra, o porque queda otra pero puede ser una peor opción, o una mejor, pero no lo sabemos. Si a nadie se le hubiese ocurrido alguna vez hecharle sal a las papas, las papas no nos gustarían. Porque el que no arriesga no gana, y supongo que esa frase hecha esta tan gastada que se vuelve estúpida.
No conoceríamos la risa si nos estuviésemos riendo todo el tiempo. No entenderíamos el valor de la amistad si todos fuesen amigos. No miraríamos al cruzar la calle si fuésemos inmortales. No ahorraríamos si fuésemos millonarios.
La carrera no es de uno solo. La gana el caballo y su entrenador, la gana el conductor y el auto, y cuántas personas atrás. Por eso nuestra vida no es nuestra. O es nuestra y de todo el resto. Seguramente los que nos rodean nos hagan mal, pero nosotros rodeamos a alguien más, y seguramente alguna vez también le hicimos mal. Somos parte de otros. Y otros son parte de nosotros. Un juego de cartas, donde las cartas nos llegan un poco al azar, y nosotros vemos que hacer con ellas. Siempre nos va a tocar estar de diferentes lados. Porque no habrían ganadores si no existiesen los perdedores. Si nunca ganamos, vivimos peleandola. Y si nunca perdemos, ganar no tendría ningún sentido.
Nada, los pensamientos del día, no quita que mañana los relea y piense “que montón de idioteces”.