Salía del subte en Plaza Misserere, mirando hacia abajo preocupada por los nervios que estaba sintiendo para dar ese final, mi último final del año y mi karma del primer cuatrimestre. Acarreaba la mochila pesada por esa manía de llevar todos los apuntes y cuadernos, como si pudiese releerlos en esos 20 minutos de espera, y con una bolsa que se estaba rompiendo por el peso de las carpetas, por el peso del año. Y cuando levanté la cabeza, vi eso... Con el mal humor que tenía lo primero que pensé fue riendome "qué goma" y seguí caminando. Frené, y caminé hacia atrás, volví (contando los minutos pre-examen que estaba perdiendo), y miré un rato más... "sonreí mucho". Imaginé la cara de quien me tome el final. Estoy muriendo de nervios. Me di cuenta que estaba por llover, pero que (increíblemente) había salido con paraguas, por ahí el día podía no ser tan malo. Después de todo, alguien había gastado 5 minutos de su día y un poco de marcador indeleble para escribir eso en una chapa de un puesto de una plaza arriesgándose a parecer un boludo. Parece que todavía hay almas optimistas que tratan de sacar sonrisas. Sí, se lo merecía. Así que sonreí un ratito. El día podía no ser tan malo.