jueves, 29 de septiembre de 2011

El caracol de la vida.


 29/09/11
La vida es una búsqueda de caracoles. Porque fijate, recién no veía ni un caracol, así que el primero que vi lo agarre y lo puse en el bolsillo porque es mi "caracol de la vida", por el hecho de ser único, especial. Pero fuimos caminando y nos encontramos con que estaba lleno de caracoles. Entonces saqué el que me había guardado y lo devolví a la arena. Después encontré uno que era blanco, ese era especial, así que lo puse en mi bolsillo. Caminamos más y encontré un montón que eran blancos. Lo saqué y a la arena, con el resto. Ahora encontré este con manchitas, me sorprendí y lo puse en el bolsillo, pero voy caminando y me encuentro con que todos tienen esas manchitas, entonces... claro, me lo saco del bolsillo y a la arena junto con los otros, uno más del montón. Ahora, cómo puedo encontrar un caracol de la vida si no puedo encontrar nada que lo haga especial porque camino y encuentro que son todos iguales, que de esos hay un montón. Capaz la culpa no sea de los caracoles, no es que no tengan "eso" especial, sino que YO no les encuentro "eso" especial. A partir de ahí quedan dos caminos, 1) encontrar el diferente, o 2) agarrar uno y hacerlo diferente. Parecía que todos los caracoles de esa playa eran iguales, y yo me empecinaba en encontrar mi caracol, así que me quedé parada un rato y miré alrededor. De repente todos eran distintos, lo que pasa es que a ninguno lo había encontrado en una situación especial. No era el caracol sino el momento. Es el Principito. "Es el tiempo que pasaste con tu rosa la que la hace tan importante". Yo estaba teniendo esta reflexión, de la que me acordaría al volver a mi casa y sobre la cual algo escribiría, pensé que podría considerarlo como un momento especial, así que vi uno, lo levanté y lo metí en el bolsillo, era ese, por lo menos hasta nuevo aviso.